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                   PROYECTOS URBANÍSTICOS EN NUEVA YORK DE CALIDAD MEDIOAMBIENTAL:

 

  1. Proyecto de la “HIGH LINE”

     

     

 

  1. El parque High Line de Nueva York, es hoy una realidad gracias al empeño de dos vecinos que convencieron a su comunidad para salvarlo del derribo. Un diseño delicado y lleno de sentido común del equipo formado por James Corner Field Operations, Piet Oudolf y Diller Scofidio + Renfro. El parque inaugurado hace unos años en Manhattan (en 2009 el primer tramo, en 2011 el segundo tramo y el tercero será en 2015) recupera unas vías de tren elevadas en desuso recorriendo algo más de dos kilometros de la zona suroeste de la isla. A principios del siglo pasado los trenes que distribuían los alimentos al MeatPacking District desde Chelsea compartían espacio con el tráfico y los peatones causando un sin número de accidentes, tanto que se acabó conociendo como la Death Avenue. Aunque los  West Side Cowboys se encargaban de avisar y dirigir el tráfico que se cruzaba con los convoyes portando una bandera roja, en la década de 1930 se decidió construir un recorrido elevado, a unos 9 metros del suelo, para los trenes. En los años 60 se demolió la parte más meridional de la infraestructura. En los años 80 las vías se dejaron de utilizar y una delgada capa de tierra fue depositándose entre los raíles y traviesas junto a semillas que germinaban y daban origen a plantaciones que acabaron apropiándose del lugar.

En 1999 dos vecinos de la zona, Joshua David y Robert Hammond crearon la asociación Friends of the High Line para impedir el derribo total de la estructura previsto por  intereses comerciales y especulativos, con la idea de recuperarla como un espacio público, de disfrute de todo la comunidad. Poco a poco convencieron a parte de sus vecinos, a arquitectos, artistas, personalidades y gente corriente que después de los estudios de viabilidad pertinentes, etc. consiguieron que no solo que no se derribara sino que se convirtiera en un parque y hoy es uno de los lugares más interesantes y visitados de Nueva York.

En 2002 fue convocado un concurso de ideas, en el que cualquiera podía participar, de la que salió ganadora la propuesta de Diller Scofidio + Renfro. Con el paisajista Piet Oudlf y James Corner Field Operations formaron el equipo que proyectó todo el diseño del parque.

Y en 2006 comenzaron las obras

El High Line nos interesa porque es un ejemplo paradigmático de varios temas urbanísticos que nos inquietan especialmente:

La conservación y recuperación del patrimonio: Lo hablábamos hace no mucho en el post sobre la Ley de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, que precisamente ilustrábamos con otro ejemplo de Nueva York. El patrimonio que se destruye es irrecuperable. El High Line estuvo a punto de ser demolido. Y fueron los vecinos, la comunidad, quien lo impidió. Hay muchos más ejemplos de iniciativas populares que impiden demoliciones (como la cárcel de Vigo, hoy rehabilitada y sede del museo MARCO), pero también hay un sinfin de ejemplos de lo contrario, de edificios, infraestructuras, espacios eliminados para siempre del tejido urbano por la miopía de los administradores o los intereses de los poderes fácticos.

La iniciativa popular, surgida del empeño de tan solo dos vecinos, capaz de enfrentarse en una megatrópolis como Nueva York (hablamos de más de 8 millones de habitantes) a los intereses capitalistas en la que precisamente es la ciudad capitalista por excelencia. Nos demuestra que a veces funciona, que es posible otro planemiento, otra forma de hacer ciudad. Seguramente pocos imaginaron que el High Line hoy en día iba a ser, además de un espacio público de disfrute para los vecinos, un punto de atracción turística rentable. Además es muy interesante la participativa gestión del propio parque, con aulas, charlas, rutas con especialistas, mercadillos y demás actividades organizadas para los vecinos.

El diseño, la estrategia para la recuperación de este espacio: Sin alardes, simplemente poniendo en valor esa naturaleza que creció espontáneamente los años que estuvo abandonado. El nuevo parque se inspira y reinterpreta “la melancólica, rebelde belleza de esta ruina posindutrial” y traduce la biodiversidad que arraigó cuando se convirtió en una ruina en

una sucesión de microclimas urbanos específicos del sitio, que incluyen espacios soleados, umbrosos, húmedos, secos, ventosos y protegidos. Los proyectistas la denominan agritectura, una técnica en parte agricultura, en parte arquitectura, que se traduce en el High Line en una combinación de pavimento y plantaciones “desde un 100% de pavimento a un 100% de suaves biotopos de gran riqueza vegetal”. El High Line Park es en esencia una estructura verde que funciona como una cubierta ajardinada diseñada para aprovechar al máximo el agua de lluvia, con plantaciones adaptadas a condiciones extremas y a disponer de poca profundidad de enraizamiento. Es decir, sentido común. Economía de medios, economía en su mantenimiento.

Vídeo sobre la forma y estructura de la "High line"
Edward Norton habla sobre el proyecto y su concepción de él.

2. Proyecto de reforma B. Proyecto en la Avenida 42

Cuatro proyectos para convertir la Calle 42 de Nueva York en un lugar habitable y libre de autos

 

La calle 42 de Nueva York es una de las avenidas más visitadas de la ciudad debido a que en sus 3,5 kilómetros de largo cuenta con emblemáticos lugares, como Times Square, clásico punto de celebraciones masivas, la Biblioteca Pública, el edificio Chrysler, la plaza de las Naciones Unidas, el edificio de la ONU y teatros.

El aspecto actual lo ganó entre los años 70 y 80 a través de un plan de regeneración urbana. No obstante, para seguir interviniendo esta calle, el Instituto para la Movilidad Urbana Racional (IRUM) y la organización ciudadana Vision 42 lanzaron el concurso internacional Vision42Design en el que buscan proyectos que permitan un trazado de tren ligero que se planea desde hace más de 40 años.

El único requisito es que cumpla con un solo objetivo: crear un espacio que sea amigable con los peatones, libre de automóviles y que cuente con un boulevard sustentable. A continuación están las propuestas de los 4 finalistas:

 

  1. Calle 42: Una nueva Vía Verde para Nueva York

     

    A pesar de que esta idea de un tren ligero para la Calle 42 puede parecer nueva, se comenzó a plantear hace más de 40 años e incluso durante los ’90 se intentó llevar adelante debido a que los estudios técnicos desarrollados por Vision 42 demostraron que era factible su construcción. Sin embargo, la falta de financiamiento terminó por frenar el proyecto.

    No obstante, en este concurso la idea fue rescatada por Paul Boyle, estudiante de la Universidad de Western (Australia), quien propone la circulación de un tren ligero por la avenida para transformarla en un parque, lo que se mantendría en el tren que tendría estaciones con plantas nativas y, en los alrededores, pasarelas peatonales con vegetación que actúen como

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 2.  Jardín Lineal en la Calle 42

 

      Rescatar el espíritu de cada barrio de la Calle 42 es la apuesta de los diseñadores Alfred Peter, Charles Bové y Karen (Bloch) Listowsky, quienes             buscan trazar un tren ligero que cumpla con estas características a través de su diseño.

      Asimismo, el tren es descrito como una acera en movimiento, en donde los ciudadanos se transportarían por un jardín lineal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  3.  Circuito medioambiental

 

        Entre las avenidas 8 y 9 existe un gran espacio que actualmente es usado como estacionamiento para autos. En el plan del arquitecto Tiago                 Torres Campos, este lugar se podría convertir en un terrario y unirse al proyecto de tranvía que conectaría lugares naturales de la ciudad,                     como Waveland Park East 42ª y los pequeños humedales existentes. De esta manera, el tren ligero no solo se convertiría en un atractivo urbano         que fortalecería una zona con una tradición cultural ligada al teatro, sino que tambiénfomentaría un circuito medioambiental en medio de la               ciudad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  4.  Tres mutaciones en un tren ligero

 

        Una mutación social, otra medioambiental y una económica son las que propone el planificador urbano Mathieu Delorme a través de la                         implementación de un tren ligero que describe como “un catalizador para una renovación urbana”.

        La primera mutación, de tipo social, tiene como objetivo que el tren conecte distintos centros de tránsito de Nueva York en donde la libertad de           expresión sea algo presente en el ambiente. Para esto, se propone la construcción de una plaza abierta al público frente al edificio de la ONU.

        La mutación medioambiental apunta a conectar de mejor manera a los ciudadanos con los espacios verdes de la ciudad. Finalmente, la                         mutación económica busca crear más espacios para las actividades económicas al nivel de la calle, sean éstas festivales gastronómicos,                         actividades deportivas, actividades al aire libre y mercados, entre otras.

 

 

 

               

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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