URBANISMO
PORTAFOLIO: MAGDALENA RUIZ
BERLÍN. Al escribir el nombre de la capital Alemana sin duda nos vienen muchísimas palabras más a la cabeza: Multiculturalidad, modernidad, nazismo, muro, libertad, color, pintadas, cristales, fascismo, Merkel, austeridad, economía, comunismo, capitalismo, guerra, política, vanguardia. URBANISMO.
Sin lugar a dudas, Berlín es actualmente una ciudad de controversia, en donde la modernidad, ayudándose de la planificación urbana como proyecto, entró tras la caída del muro de Berlín y reformó por completo una ciudad consumida tras la segunda guerra mundial y la separación producida por el levantamiento del muro. En estas páginas reflexionaremos sobre las características de estas reformas y los distintos planteamientos arquitectónicos que hacen de Berlín la ciudad que es hoy en día, llena de gente que piensa más allá de lo establecido.
EL MITO DE ALBERT SPEER - BERLÍN DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL:
Albert Speer (1905-1981) fue el arquitecto oficial del III Reich alemán. Amigo e íntimo colaborador de Adolf Hitler suyos fueron algunos de los proyectos construidos más representativos del régimen, como la Cancillería de Berlín que vemos en la imagen o el gran escenario para las concentraciones del partido nazi en Nuremberg. También de su mano es el proyecto deGermania, la faraónica propuesta para el nuevo Berlín que debía de construirse si se lograba la victoria en la II Guerra Mundial.
Figura controvertida como muy pocas en el siglo XX, Speer es para unos un gran arquitecto y para otros un megalómano que dio rienda suelta a sus delirios aprovechándose del contexto de la Alemania de Hitler.
La web Albert Speers Berlin, recrea en 3D y de manera interactiva lo que fue el Berlín construido por Albert Speer. Incluye interesantes reconstrucciones, así como pequeños vídeos que ayuda a entender mejor al personaje y su obra.
BERLÍN TRAS LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: UN RECORRIDO POR LOS ESCENARIOS QUE YA NO EXISTEN:
El final de la Segunda Guerra Mundial dejará a Berlín cual “solar en venta” en el que poder reconstruir la moral y el espacio físico a partir del arrepentimiento y la consecuente voluntad, pero… ¿será capaz la ciudad de comenzar de cero?
BERLÍN COMO CAPITAL EUROPÉA - EL BERLÍN CONTEMPORÁNEO:
- Antecedentes: La esperanza de la Reunificación alemana
No todos los líderes mundiales veían con buenos ojos la detonación del Muro. Italia e Inglaterra no estaban dispuestas a contemplar el resurgir de un peligroso nacionalismo con una ficha policial tan siniestra e invasiva (como si la señora Thatcher no tuviera que agachar la cabeza al pronunciar tales términos).
Aún así, el 12 de septiembre de 1990 se firma el “Tratado dos más cuatro”, dando el pistoletazo a la tal ansiada salida del pantano que produjo la Guerra Fría, eso sí, acatando una serie de obligaciones que los mandatarios germanos debían seguir a rajatabla, como el desarme que sobrepasara la legalidad (armas de destrucción masiva) o la no reclamación de los territorios perdidos tras la Segunda Guerra Mundial.
La Reunificación no entrará en vigor hasta el 3 de octubre de ese mismo año, siendo celebrada por el conjunto poblacional de Berlín frente al Reichstag con una fiesta en honor a la paz y a la libertad sin parangón.
En este lento proceso quedaba un factor relevante a solucionar. Tanto Bonn, como Berlín, albergaban en sus senos edificios vinculados a la autoridad del estado y la política, por lo que era necesario evidenciar cuál sería la nueva y única capital, ya que en el pasado ambas fueron sedes de las respectivas Alemanias divididas. La Resolución sobre la ciudad capital verá la luz el 20 de junio de 1991, eligiendo a Berlín como la futura antorcha que ilumine el sendero de un país moderno, civilizado y acorde con los cánones del neourbanismo.
Partimos de la base de que la caída del Muro supuso el encuentro de dos mundos un tanto dispares en cuanto a imagen y planteamiento.
El Berlín-Este reflejaba la presencia de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas: un entramado con gigantescas plazas comunales, colosales monumentos conmemorativos que homenajean a sus líderes y logros del pasado, aparte de los arquetípicos bloques residenciales de hormigón prefabricado. Al otro lado aparece el carácter comercial y el cosmopolitismo, ya que el Berlín-Oeste se desarrolló bajo el auspicio de las inyecciones económicas que los estados aliados invirtieron en la reconstrucción, aunque nunca llegara a mostrar el aspecto de las grandes capitales del mundo globalizado de esos momentos, véanse París o Nueva York, pues la división a la que estaba sometida, hizo que la desconfianza de los inversores estuviera siempre presente. Por no hablar de los márgenes del Muro, los cuales, presentaban el mismo desolador aspecto que en su cara opuesta.
Era necesaria la elaboración de un discurso que hilara, de una vez por todas, estas dos facetas de la capital, y estaba claro que la estética del comunismo no tendría cabida en los propósitos de remodelación. El mejor comienzo sería la reestructuración de las comunicaciones, como por ejemplo, la rehabilitación de las estaciones de metro que habían quedado inoperativas en el área oriental.
Los años 90 sumirán, a la que fue la República Democrática, en una profunda crisis, pues el cambio de moneda y la potente economía de la RFA, hicieron que las grandes diferencias de calidad de vida y estatus entre ambas Alemanias quedaran al descubierto. Obviamente, esta situación desencadenó en el este un descontento social generalizado, con tasas de paro del 15% y reacciones xenofóbicas contra todo extranjero: esos que venían a quitarles el poco pan que podían llevarse a la boca. Solo las ingentes inversiones de la zona occidental sobre sus compatriotas pudieron dar alivio a la agonía y la precariedad, poniendo sobre la mesa los planes territoriales que aún, hoy día, transforman la ciudad de Berlín.
- El paisaje urbano: FNP y LaPro
Si bien, el Berlin Morgen fue el primer debate abierto sobre el futuro de la capital alemana (convocado en enero de 1991), sus argumentos se tambaleaban al encontrarse dos tendencias bien diferenciadas entre las propuestas urbanas de los arquitectos que formaban el concurso, ya que unos miraban hacia unas pautas más conservadoras (europeizantes), y otros, hacia una visión progresista representada por la construcción en vertical. La balanza cayó en favor de los primeros, gestándose también en el año de 1991 el proyecto Berlín-2000. De semblante sobrecentralizador(1), es perfectamente reconocible en la recuperación de la Potsdamer Platz. Berlín-2000 también actuará en el Spreebogen: Distrito Parlamentario reformado por el plan Berlín-Capital, y en otro de los corazones de la ciudad: Alexanderplatz, acondicionada con el proyecto Berlín-ciudad global (plan I-B4 Alexanderplatz)
Toda intervención urbanística de la Alemania reunificada partirá de la supervisión del Departamento del Senado para el Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, cuya función se focaliza en el diseño de programas adecuados a las necesidades de la ciudad y a su sostenibilidad.
De esta institución parte el Plan de Gestión Territorial (FNP). Promovido por el Ayuntamiento, sus objetivos son la diversidad como paisaje urbano y la gestión de los suelos edificables: repartir las zonas motoras que activan el pulso de la urbe a lo largo y ancho de la planimetría; el estudio de las proporciones entre áreas residenciales y espacios abiertos, recreativos y ecológicos; además de la mejora de los servicios y transportes públicos.
A partir del FNP surge el Programa del Paisaje y de Protección de las Especies (LaPro), el cual, refuerza los principios básicos del FNP en cuestión a las zonas verdes, haciendo hincapié en los beneficios que la naturaleza aporta a nuestras ciudades con la protección del ecosistema (calidad del agua, del suelo y del aire).
Ya tenemos los soportes legales, políticos, administrativos y estéticos, sólo falta encender las máquinas.
- El urgente levantamiento de los edificios gubernamentales: Proyecto Berlín-Capital
El 17 de junio de 1993 se aprueba, en el Senado, el programa que devuelva a Berlín su área representativa del poder político; el Distrito Parlamentario y Gubernamental (Distrito Mitte).
Como habíamos mencionado, Bonn poseía algunos de estos edificios como capital que fue en su día, por lo que debían de ser trasladados al entramado berlinés con la mayor brevedad posible.
Instituciones ministeriales, embajadas y demás arquitecturas federales, se localizan en el centro de la urbe, a orillas del río Spree, y concentrados en dos núcleos −Spreebogen y Spreeinsel− que se aferran y organizan a partir del curso fluvial. Estos terrenos, comprendidos entre Alexanderplatz, la Puerta de Brandenburgo y la Columna de la Victoria, constituyeron el entorno del Muro, apareciendo tras la derribación del anterior como un oasis en el desierto al que explotar todas sus posibilidades.
A lo largo de 20 años de programa, el centro administrativo de Berlín ha quedado conformado por construcciones referidas al Estado, como el Reichstag −remodelado por Norman Foster (1993)−, la Cancillería −Charlotte Frank y Axel Schultes (2001)− y las Oficinas Parlamentarias −Paul-Löbe-Haus (2001) y Marie Elisabeth Lüders Haus(2003) de Stephan Braunfels−; también ámbitos culturales −Kulturforum−; espacios abiertos −Plaza de la República (Königsplatz) y la reconstruida Hausvogteiplatz−; además de los servicios −Estación Central de Ferrocarriles (conectada con la Cancillería a través del puente de Gustav Heinemann)−, y todo ello envuelto por el manto de las siempre requeridas zonas verdes −Spreebogen Park y Tiergarten Park−.


Como al niño huérfano que se le asigna una tutela, Alemania será repartida entre las naciones vencedoras, encargadas éstas de su seguridad y crecimiento. Como metrópoli principal −con todos los respetos a Bonn−, Berlín también será fragmentada en cuatro porciones, aunque en un inicio la verdadera división no será territorial, sino ideológica. El oeste se inclina por el capitalismo que los países participantes (Francia, Inglaterra y Estados Unidos) practican en sus lugares de origen, mientras que el este se refugia en la herencia del marxismo con la URSS como cabecilla. Esto irá gestando un sentimiento de discordia política que llevará a la RDA a, literalmente, amurallar sus fronteras bajo la excusa de querer protegerse de un −para ellos− fascismo que trataba de manipular y seducir a la población oriental, cuando en realidad intentaban evitar el masivo abandono de la zona comunista por unos escarmentados habitantes deseosos de libertad.
Las balizas fronterizas pasaron al enmarañamiento del alambre, y del metal, a la opacidad de la piedra. La madrugada del 12 al 13 de agosto de 1961, los berlineses se encontraron con la representación de la vergüenza, pues esta contradictoria visión política dejó de lado la abstracción del mundo de las ideas para hacerse palpable en el Muro de Berlín.
Con la fortaleza que inquieren unos pies de hormigón, la diosa Eris, personificación de la Guerra Fría y el Telón de acero, se instaló durante décadas en la urbe. OTAN y Pacto de Varsovia se enfrentaron en un pulso que finalmente caería del lado occidental, quedando desmantelado el Bloque del Este, e iniciándose un trámite de planteamiento globalizador con la caída del muro el 9 de noviembre de 1989.


Distrito parlamentario de Berlín
Postdamer Platz en 1990